


Los niños atraviesan distintos periodos en los cuales se enfrentan a problemas y conflictos con ellos mismos y con las personas de su alrededor. Hasta aquí todo normal en la infancia y adolescencia.
Pero muchos padres nos contactan con dudas sobre cuando es necesario acudir a un psicólogo infantil o un psicólogo para adolescentes.
Cuando estos problemas con ellos mismos y con las personas a su alrededor son un obstáculo en su desarrollo, ocupan la mayor parte de sus pensamiento o dificultan sus relaciones personales es cuando se debe consultar a un psicólogo.
En las etapas iniciales del desarrollo sabemos que las rabietas, el control de esfínteres, el inicio de la escolarización, los límites y normas, son experiencias que requieren, por parte del niño, un nivel de madurez adecuado a la meta que van a perseguir, y un buen acompañamiento y regulación emocional, por parte de sus padres. En ocasiones, la meta a alcanzar no es coherente a la madurez emocional o fisiológica de niño y puede ocasionar mucha frustración, ansiedad y miedo a enfrentarse a esa dificultad de nuevo.
En la etapa escolar, es frecuente que el motivo de consulta esté relacionado con el entorno del colegio, ya sea por un problema en el aprendizaje, de conducta o bien una dificultad en la relación con sus iguales. El profesorado observa a los alumnos e informa a los padres si hay algún aspecto en la capacidad de aprendizaje o la conducta en clase de un alumno que le esté preocupando. Tanto los padres como el profesor deben tomar medidas para ayudar al niño que tiene dificultades, como por ejemplo, motivarle, darle seguridad en sus iniciativas, sugerir actividades grupales y nuevas relaciones en clase, proporcionarle un apoyo extraescolar en las materias que sean necesarias y animar al alumno a que se esfuerce en tener una conducta adecuada en clase. Si las nuevas medidas no cumplen con los objetivos marcados o el niño manifiesta un sufrimiento emocional en el proceso, es aconsejable consultar a un psicólogo infantil.
También hay conductas que podemos observar en niños y adolescentes y que pueden ser el inicio de un trastorno psicológico. Mientras que tener miedo a la oscuridad, a estar sólo o a los perros es algo habitual en niños en edad escolar, cuando la manifestación del miedo se traduce en ansiedad, falta de sueño o apetito, evitación o rechazo desproporcionado y la imposibilidad de los padres de dar argumentos convincentes para calmar a su hijo, puede que esté desarrollando una fobia.
Por otro lado, las conductas repetitivas, obsesiones, manías o rituales deben despertar nuestro interés cuando el niño manifiesta mucha ansiedad si no puede realizarlos y se vuelve rígido en sus pensamientos.
Por último, es habitual que los niños sientan frustración cuando no consiguen lo que quieren, y esa frustración se traduce en lloro, enfado, rabia e incluso ira. Sin embargo, si las conductas oposicionistas se repiten constantemente y son de gran intensidad, llevando al niño al constante grito, rebeldía, conducta violenta o incluso agresión al adulto, es aconsejable que se realice una valoración psicológica con el objetivo de ayudar al niño a poner palabras a su malestar entendiendo el motivo de su inseguridad y frustración.
Ante la duda, recomendamos que se ponga en contacto con nuestro equipo de psicólogos. Escucharemos cuáles son las problemáticas y le aconsejaremos sobre cuando es necesario acudir a un psicólogo infantil.
[…] le dices que vas al dentista a hacerte una revisión. ¿Qué pasaría si le dijeras que vas al psicólogo o consultor de crianza a hacer una revisión? Hay algo que tiene que cambiar con los tabús sobre […]
excelente
Gracias Pablo, nos alegramos que te haya sido útil!
Fantastico post. Gracias por publicarlo…Espero màs…
Saludos