
“Mira, mamá. Mira qué hago”
– Voy…
– Pero mira, mírame.
– Te estoy mirando…
– ¡No, no me miras, mírame todo el rato!
– Ay, hija, sí que te estoy mirando, ya te he visto.
– ¡Pero no has visto cómo me ha salido al final, no me miras todo el rato!
– ¡Que sí lo he visto, que te estaba mirando!
Mirar a tus hijos cuando quieren enseñarte algo tiene un poder incalculable. Quizás para ti es solo una manera de llamar tu atención, pero para ellos es una de las maneras principales que tienen para construir su autoestima.
Cuando quieres mostrarte algo (una habilidad, una tarea, un dibujo o un chiste) necesitan ser escuchados, ser MIRADOS, ser atendidos y recibir tu OPINIÓN.
Un día, tu hija, está probando algo, quizás un pino, una vertical o algo similar. Y le sale, ¡le ha salido, por fin!. Y te llama, quiere enseñártelo, quiere que veas su gran hazaña para que te sientas orgullosa y en tu cara aparezca una sonrisa sincera de ilusión. Pero estabas ocupada, estabas respondiendo un e-mail, o hablando con alguien, o leyendo, y no lo has estado tan atenta como debía ser. Y no puedes darle todo aquello que su hazaña merece, por que no sabías lo importante de dedicarle el 100% de tu atención durante esos 15 segundo y decirle que te encanta lo que ha conseguido, que alucinas con lo bien que le sale ya y que te encanta ver cómo se esfuerza.
Esa frase, esa frase es ORO PURO.
Así que el próximo “Mírame, mamá”, ATENTA. Si no puedes atender en absoluto, díselo, y pide que te espera un momento. Pero si puedes hacerlo, MIRALE CON TUS DOS OJOS, con tu mente y tu sonrisa. Estarás haciendo algo grande. Enorme. #psicologia #psicoterapia #psicologiainfantil #psicoterapiainfantil #familia#apego#servisto#autoestima#autoestimainfantil#equipofia