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“Mi niño no me duerme”

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La consulta se nos llena de padres preocupados por que “mi niño no me duerne” ( y en consecuencia ellos tampoco). A los psicólogos infantiles nos cuentan, con reconocida envidia, que sus sobrinos y los hijos de sus amigos duermen “del tirón”, que se duermen solos en la cuna y que llegan a dormir hasta 14h seguidas. La verdad es que, si eso es cierto y los padres de estos niños trabajan una jornada en la que llegan a sus casas a las 19h, ya no pueden ver a su hijo más que 30 minutos porque probablemente inicien en seguida su rutina de sueño. Ese privilegio se puede convertir en una lástima al no poder disfrutar de ellos antes de irse a dormir.

Para la mayoría de familias, que su hijo duerme entre 9 y 12 horas (desde que se duermen por primera vez hasta que se despierta por la mañana) , tienen tiempo de acompañarles en el sueño, de ayudarles a entrar en el ciclo de una manera cariñosa y agradable. Nos referimos, como bien imaginareis, a canciones, cuentos, conversaciones profundas entre padres e hijos a solas y bajito, contándose secretos y experiencias antes de despedirse para descansar. Y esa despedida, en la que el niño se separa de sus padres, en la oscuridad, sólo y en silencio, es angustiante para muchos niños y motivo de frustración para muchos padres.
Los niños lloran, lloran mucho, se levantan, llaman a sus padres continuamente y ellos se desesperan y pierden la paciencia porque ya no saben qué hacer para que se duerman. La mayoría de veces entra en una relativa normalidad, otras son claros trastornos del sueño.  Existen varios métodos publicados para ayudar, pero ninguno siempre eficaz ya que ningún niño es igual y no podemos usar un programa rígido que funcione con todos los niños. Así que los profesionales (psicólogos infantiles, pediatras y especialistas en sueño) nos hemos puesto de acuerdo en que ningún programa funciona más que intentar una serie de conductas que ayuden al niño a conciliar y mantener el sueño:

Debemos evitar:

  1. Que la habitación esté en absoluta oscuridad. Una pequeña luz, aunque sea indirecta, sirve para que el niño sepa donde está y sitúe los elementos de la habitación para que se sienta seguro de que está en un espacio de confort para él (1). De este modo, si se despierta sabrá que es de noche y es hora de dormir y será más fácil reconducir el sueño.
  2. Que realicen actividades con mucho movimiento antes de acostarse, ya que cuando mantenemos una actividad física elevada segregamos Dopamina y Endorfina, dos hormonas que pueden dar una sensación de euforia que impide conciliar fácilmente el sueño. Del mismo modo, no es aconsejable que jueguen con smartphones o tabletas electrónicas, o que vean programas de televisión muy dinámicos, ya que producirá demasiada actividad cerebral que requerirá más tiempo para ser calmada e iniciar el ciclo de sueño.

Debemos procurar:

  1. Mantener unos horarios y unas rutinas para promover la sensación de sueño (2). Es positivo para la relación parento-filial dedicar estos últimos minutos juntos para hablar de nuestros sentimientos, de los esfuerzos que se han realizado durante el día, de las metas logradas y en especial para compartir momentos de intimidad. El niño iniciará su ciclo de sueño con una sensación de satisfacción y relajación que facilitarán su descanso.
  2. Acompañarles a dormir y ayudarles con la inducción del sueño. Según la edad del niño podemos adaptar las conductas de inducción variando nuestras vocalizaciones, es decir, si durante los primeros 6 meses una canción lenta en tonos graves o un murmullo acompañado de balanceos es suficiente (ya que se asemeja al útero materno), de los 7 a los 18 puede que ya recuerde algunas canciones de cuna y escoger una o dos le calma y le recuerda que es hora de dormir. A partir de los 2 años es probable que solo necesiten que sus padres les acompañen hasta que se van quedando dormidos o les cuenten cuentos con una luz muy tenue y una voz cálida. A partir de los 3 años aunque siguen queriendo compañía para quedarse dormidos, después de un cuento o una canción, puede que la compañía de los hermanos sea suficiente.

Es difícil saber con exactitud qué consejo seguir para ayudar a un niño a dormir, puesto que se ha escrito mucho sobre este tema y en ocasiones de manera completamente opuesta. Sin embargo, es importante saber que, cómo bien dice Rosa Jové, psicóloga Infantil, algunos métodos de adiestramiento (aquellos que dejan llorar al niño durante largos periodos) pueden ocasionar secuelas a corto y medio plazo entre las que se encuentran: trastornos de ansiedad, depresión infantil, indefensión aprendida, trastornos de apego, trauma por estrés agudo y síndrome de estrés postraumático.
Considero que los padres son los expertos en sus hijos y que nosotros, los psicólogos infantiles, somos expertos en las conductas y las emociones de los niños, así que es necesario sumar los conocimientos para ayudar a cada niño en especial.
Así pues, si unos padres están preocupados por los ciclos de sueño de su hijo y creen que puede estar afectando en su desarrollo aconsejo que consulten con un psicólogo infantil para analizar en profundidad todas las variables que puedan estar relacionadas con está dificultad.

(1) Una luz tenue puede ser la luz del pasillo que llega levemente a la habitación y permite al niños saber en que lugar se encuentra si se despierta. También una lamparita pequeña como las que se denominan “lámparas quitamiedo” son ideales.

(2) Debemos diferenciar entre la rutina que se refiere a un horario y la rutina rígida que propone el niño para ir a dormir. Por ejemplo, si el niño pide que sus padres le den dos besos cada uno y le canten solo una canción, y los padres no consiguen variar este patrón de conducta, podría ser una rutina rígida de tipo obsesivo y en este caso seria aconsejable consultar con un profesional.

 

Laura Górriz – Psicóloga

Comentarios (3)

Viendo un artículo de esta semana en El Mundo sobre cuentos infantiles para dormir. El artículo es este:
http://www.elmundo.es/sapos-y-princesas/2017/01/14/587a8e98ca474190638b4592.html

… me gustaría contar que hace un par de meses fui con mi niño de 4 años a ver un Cuentacuentos que trataba precisamente de eso, de que todos los presentes nos quedáramos allá mismo dormidos.

Creo que se titulaba “Quedate dormido en tu camita”. El suelo estaba lleno de mantas y cojines para que todos nos tumbáramos. Y la chica que contaba el cuento pasaba por encima de toda la gente, que era un montón, porque la sala estaba llenísima.

Estaba basado en dos libros que aparecen en ese artículo del Mundo:
El libro titulado “Mi camita” y el libro titulado “Todos bostezan”.

Ciertamente a mi niño le encantó, y me sorprendió mucho porque pidió dormir esa noche en su camita, que era un poco la finalidad de ese espectáculo.
Así que me hice con esos dos libritos y la verdad, mi hijo casi cada noche duerme en su cama. Le hemos puesto a la cama unos ojos y una boca como la del cuento y se duerme feliz.

Al leer ayer el artículo del El Mundo, quería contar esta experiencia, que realmente fue muy enriquecedora.

Muchas Gracias Ana por contar tu experiencia. Nos encanta que compartáis vuestros aprendizajes.

Este blog es realmente un paseo a través de toda la información que necesitaba sobre este este tema tan complejo y no sabía a quién preguntar .

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